Joan Bustos •
Formar alumnos competentes en lectura y escritura (entendidas en un sentido más amplio de lo habitual) no sólo resulta ambicioso sino plenamente atractivo en el ámbito de una escuela que no puede cerrar los ojos ante un mundo lleno de imágenes y de tecnología. Sin ser ninguna panacea universal, la elaboración de booktrailers escolares puede dotar de sentido (¿por fin?) el trabajo en grupo. Por lo tanto, ¿por qué no decirlo? Luces, cámara… ¡acción! Tal vez en el orden inverso. Y que acción signifique haber leído, literalmente, con otra mirada.
¿De qué hablamos exactamente cuando hablamos de booktrailers?
Nos acogeremos al anglicismo booktrailer por inmediatez y por comodidad, ya que todo el mundo sabe qué es un tráiler de película.
Entendemos por booktrailer en el contexto escolar, que es el
que nos ocupa, un vídeo elaborado por estudiantes de Secundaria (o de
Primaria), a partir de la lectura de un libro de ficción. La finalidad
del cortometraje es convencer a los iguales de que vale la pena leer el
libro en cuestión.
Hay implícitas, por tanto, como quedará patente más adelante, las
ideas de lectura (e interpretación, con toda su ambigüedad), de
elaboración conjunta (por el volumen de trabajo que supone) y, por
último de significatividad.
En efecto: lo que se obtenga del proceso tendrá un sentido (en tanto
que sea fiel al texto) y una razón de ser: que los iguales (ad)miren el
trabajo realizado. Y todo ello, por supuesto, va mucho más allá de un
trabajo copiado de la Wikipedia para cubrir el expediente.
Implicaciones y aportaciones que supone en el contexto escolar
Convertir en imágenes lo que se lee es sin duda un poderoso estímulo
para coger un libro. Sin embargo no es precisamente fácil. Es previsible
que el proceso, dada la complejidad y la diversidad de tareas
implicadas, genere una cantidad ingente de trabajo, inasumible para un
solo individuo.
Aún más: para llevar a buen término el proyecto no bastará con
dividirse los cometidos, sino que habrá que aunar estilos de aprendizaje
y capacidades y también, de manera especial en la adolescencia, grados
de maduración personal asimismo diferenciados.
Así pues, con la creación conjunta y consensuada de un booktrailer
escolar, el alumnado consigue llenar de sentido, de manera
globalizadora, estrategias aprendidas en diferentes áreas curriculares:
el resumen de Lengua, la planificación de Tutoría, la expresión corporal
de Educación Física, el diseño de viñetas para el storyboard trabajado en Visual y Plástica…
Por otro lado, el docente que propone la realización de booktrailers
en clase dispondrá de una herramienta potentísima, inédita y
motivadora, para generar interacciones positivas en el marco del
aprendizaje cooperativo.
Además, llevar a cabo un proyecto de estas características incentiva
estrategias de tipo competencial (es decir que implique la resolución de
problemas reales y multiformes: cumplimiento de plazos, interrelación
de aprendizajes, previsión y jerarquización de actuaciones, búsqueda de
recursos…).
Y por si todo ello fuera poco, elaborar un booktrailer se
convierte en una herramienta inequívoca de inclusión: todo el mundo
tiene alguna capacidad para llevar a buen término el proyecto. Hay tanto
trabajo y de índoles tan diferenciadas que por fin parece cobrar
sentido el principio de dividir las tareas para multiplicar los
resultados. Así se potencia la autoestima de todos los participantes.
¿Cómo se cocina un booktrailer?
El punto de partida es doble. Por un lado, presentar el booktrailer
como alternativa a la tradicional y más que cuestionable ficha de
lectura. Por otro, un interrogante: ¿por qué no aprovechar el bagaje
espectador del alumnado (a menudo enorme) para hacer crecer su bagaje
lector (a menudo ínfimo)?
Es previsible que la actitud de chicos y chicas se vea modificada
sensiblemente si ya no se les impone rellenar a título individual una
ficha rutinaria: autor, editorial, número de páginas, resumen de la
trama, personajes, opinión personal…
Les pediremos, en cambio, que lean en grupo para que otros miren. Al
revés que en la propuesta habitual, ni la copia ni la improvisación
tienen cabida.
Leer el libro sería todo un logro en sí mismo. Pero una vez acabada
una lectura individual habrá que desmontar la trama, ya en compañía, y
seleccionar qué hay que explicar de ella. ¡No hay ni tiempo ni recursos
para filmar un largometraje!
El visionado de tráilers de películas y quizás de otros booktrailers
escolares contribuirán a captar los elementos básicos: economía
narrativa, empatía hacia el/la protagonista y su conflicto, convergencia
de todos los esfuerzos para convencer al público de que merece la pena
leer el libro, coherencia entre imágenes-músicas-actitudes de los
actores, expectativas abiertas…
Para plasmarlo, nada mejor que negro sobre blanco. El storyboard permite planificar de manera sinóptica, las tareas y los recursos implicados.
Después sólo queda la obtención de imágenes siguiendo punto por punto la previsión establecida en el guion ilustrado.
Esta es, con diferencia, y a pesar de la dificultad inherente, la
etapa del trabajo que más les gusta a los alumnos/as. Se trata de
establecer una conexión fiable y recurrente entre dos códigos, uno
escolar y lejano (letra impresa) y otro más cercano y diario, que nos
llega a todos a través de la televisión, el cine, YouTube, las series,
los videojuegos… ¿Quién dice que son lenguajes irreconciliables y
autoexcluyentes? De ninguna manera la imagen borra la palabra.
Llegado este punto, el entusiasmo (e incluso el haber empatizado con
los personajes) lleva a los alumnos/as a querer protagonizar sus propios
filmes. Hay, sin embargo, alternativas tan creativas como esta, tales
como la animación de fotografías y el collage con fragmentos de películas.
Por último queda todo el revuelo técnico, al que los adolescentes
están más que acostumbrados y que implica el uso de ordenadores:
inclusión de créditos, de efectos de sonido y de músicas. Y en ocasiones
añaden, a imitación de trabajos que han visto, frases bien escogidas
(leídas y/o sobreimpresas) del libro que, literalmente, adaptan para la
pantalla.
¿El resultado? Un trabajo interdisciplinario, cooperativo, complejo,
que permite trabajar las diferentes inteligencias en el aula y sobre
todo fuera de ella. Y lo mejor es que supone un reto desde el momento
que compromete la propia imagen para exponerla ante el más exigente de
los públicos: los mismos compañeros/as.
Y si hay implicación, ¿qué puede salir mal?
Y si hay implicación, ¿qué puede salir mal?
To be continued…
En nuestro centro, el colegio Mare de Déu de Lourdes de Mataró
(Barcelona), trabajamos así la lectura extensiva en la ESO desde hace
cinco cursos.
Lo que nació a raíz de un comentario banal entre un profesor y una
bibliotecaria ha ido creciendo, incorporando más agentes (dirección de
la biblioteca y del centro escolar, profesorado de diferentes áreas,
formadores externos, patrocinadores) hasta conformar una joven
tradición: el Projecte Lectura Jove.
El marco es la festividad del libro y de la rosa, sant Jordi (23 de
abril), que, como es sabido, es de especial relevancia en Cataluña.
La entrega de premios a los mejores trabajos, pública y todo lo
solemne que puede ser una ceremonia escolar, va más allá de una
recompensa agradable y efímera.
Lo que trasciende de verdad es asumir la propia voz y ejercerla ante
los iguales. Partiendo de historias que emocionan, que intrigan, que
obligan a pensar. Pero la formulación es del siglo XXI. Imágenes,
palabras, músicas: expresión. Todo compartido en red. Un reto salvable y
motivador a la vez. Y así respondemos a la llamada de chicos y chicas
que piden a gritos: ¡involucradme! (Engage me!) como en el vídeo del Youtube suscrito por unos escolares británicos:
RECURSOS
Blog del Projecte Lectura Jove 2015 (en catalán)
Versión en catalán de este artículo, aparecido en la revista de Literatura Infantil y Juvenil Faristol (mayo de 2015)
www.booktrailersforreaders.com (en inglés)
Joan Bustos es jefe de estudios de la ESO en el Colegio Mare de Déu de Lourdes (Mataró)
Blog personal: joanbustossobrellibres.blogspot.com
Blog personal: joanbustossobrellibres.blogspot.com
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